🔍 Misión, visión, cartas de control, calibraciones y mesones ordenados.
¿Quién dijo incertidumbre? 😰
👨🏻💼Conoces este laboratorio como la palma de tu mano. Y aun así, el día de auditoría siempre tiene ese aroma a nervios recién centrifugados 🧫🌀
🎤 Das un speech de motivación al equipo, entrecierras los ojos con mirada de detective 🕵️♂️ (activando tu sexto sentido) y recorres por última vez mientras regresas a tu oficina.
🧪 Hoy presentaremos la metodología de amoníaco por espectrofotometría (NCh409).
La auditora llega y avanza en cámara lenta, su delantal ondea... Es como si el tiempo se detuviera.
📄 Los certificados vuelan, las preguntas también:
“¿Dónde está el registro de mantenimiento?” o “¿Cuándo fue la última verificación del MRC?”
🌌 Un universo de preguntas...
👨🔬 Ahora yo estoy a cargo. Para asegurar el éxito, ayer probé al Matu (nuestro espectrofotómetro viejito) un millón de veces 💪.
Llega el momento de medir y siento una respiración detrás de mí, como si algo o alguien estuviera a mi lado 👻, o tal vez sea mi angustia momentánea.
Sirvo la muestra, cierro la tapa del Matu, hago autozero y… 😨
¡Ocurre lo impensable! 😧
Carita triste en la pantalla 😨
¡No puede seeer! ¿Qué haré? 😰
— Tengo que reiniciar el equipo… — le informo a la auditora en perfecta “calma de 140ppm… y no de concentración 😵💫, sino de corazón 🫢”
Reinicio, pero, de nuevo… y ahora caritas tristes en la inicialización 😩
Cuando estoy a punto de rendirme, recuerdo las palabras del jefe del lab. esta mañana:
💬 “Recuerda, al Matu hay que decirle que lo quieres y funciona…”
Aunque me reí demasiado internamente… 🙈 ahora sí tenía todo el sentido del mundo.
Me acerqué, puse la celda de 50 mm y susurré:
💞 “Ya poh, Matu, sabes que te quiero…”
💻✨ ¡Carita feliz!, pasé la prueba y el control de calidad perfecto 👌🏼.
Al fin la auditora y espectadora del momento sonríe con ese esperado:
—🎓 Ninguna no conformidad, método acreditado.
¿Te ha pasado algo así?
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