Todo iba bien. Las muestras estaban listas. El blanco pasaba como ángel por el cielo.
Y de pronto... 🔥💨 ¡Prrrrrr! El plasma se apaga. Así. Sin aviso. Sin dignidad.

Intentas mantener la calma.
—Debe ser la presión del argón, te dices, cruzando los dedos 🤞🏼.
—¿Será la bomba de vacío? —pregunta la conciencia.
—¿Y si es el cono sucio? —sugiere el diablillo interno.

Miras el log. “Error 404: Plasma not found.”
Empiezas el ritual 🙏🏼: revisar argón, inspeccionar los conos, reiniciar el sistema, invocar al manual del fabricante en PDF del 2007…

🔧 La jefa pasa de nuevo:
—¿Ya están los resultados?
Y tú:
—Casi, solo estoy afinando detalles del… plasma.
(Traducción: estoy hablando con el más allá a ver si revive.)

🤡 La presión sube. El ICP lleva 30 minutos en silencio absoluto. Y tú con la bata pegada al cuerpo del sudor. Además, sientes que alguien te observa, y cuando volteas ves una sombra alejarse, claro, tu imaginación... ¿quién más?

Pero entonces… clic, zzzz, ffffFUUUMMM
🟢 El plasma enciende. Suena como un dragón asmático volviendo a la vida.
Señal en tiempo real, el background vuelve a nivel de ruido 🥳.
🎯 Una señal estable del estándar de control en ppb.
💃 ¡VUELVES AL JUEGO!

¿Fue el cono?, ¿El enfriamiento?, ¿La extracción?, ¿El aclamado sistema de introducción de muestra?, ¿O simplemente se sentía emocionalmente inestable (“Plasma Unstable”)?

🧪 Primera entrega de “mini historias en el lab” hashtagminihistoriasdelab

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